Reunidos Susana, Esther, Jon, Amalia, Maite, Felicitas, Mailalen y acude Diego desde Santa Gadea.
Esther, alcaldesa, cuenta que antes de fallecer su marido tenían un gran rebaño que no pudieron mantener tras el fallecimiento por las enormes exigencias burocráticas.
Cuentan que se utilizaron fincas particulares para producir grava y al no rellenarlas ni mantenerlas se inundaron, por lo que ahora se utilizan para regar. Una comisión de regantes y la Confederación de aguas rigen estos espacios.
Se mantiene el uso de las veredas.
Antiguamente había un horno común donde cada 15 días, los vecinos hacían el pan. Posiblemente compartiendo la masa madre, de la harina que se molía fuera del pueblo. También había pastores que cuidaban los rebaños de los vecinos. Pescaban en el río de Santa María de Gadea a pesar de ser un riachuelo.
En Álava, ponían una gramola para bailar y celebrar la comunión, recuerdan la ilusión con la que iban a merendar después del rosario. También rondaban todos los pueblos en fiestas. en Santa María de Gadea, cada cuadrilla mataba un novillo y los vecinos dejaban las puertas de casa abiertas para que los jóvenes pudieran entrar a «robar» alimentos para los festejos. Cuando acababan los alimentos, acababan las fiestas.
Cuentan que en la posguerra, si recibían algún chivatazo relacionado con alguna visita «especial» escondían todos los sacos de harina y cereal para evitar que los requisasen.